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Textos / Tejidos

El camino de la vida

Juan Sebastián Bulla


Una de las cosas que más he pensado en estos meses, debido a las diferentes circunstancias que nos han afectado (pandemia, luchas sociales, marchas políticas, desorden de las economías, entre muchas otras),  es el futuro que nos espera. No creo posible un futuro si continuamos pensando como lo hemos venido haciendo. El planeta tierra no es una bóveda de la abundancia mitológica, que nos puede brindar innumerables recursos para subsistir por generaciones. La tierra es esencial para nuestra supervivencia y tenemos que comenzar a protegerla. No pienso apelar a un argumento emotivo para tratar de convencer que debemos salvar a la tierra. No, es más fuerte un argumento religioso o científico. Cuando  morimos nos convertimos en nada, o si tenemos fe puede que trascendamos. Pero dejamos de sentir; nuestro corazón se detiene al igual que nuestro cuerpo y retornamos a lo que nos rodea. Somos seres vivos al igual que los animales y las plantas, tenemos que en algún momento aceptar lo inaceptable y volvernos polvo. Nuestra existencia es tan delicada como un delgado hilo que en cualquier momento puede ser cortado y, tristemente, nos estamos encargado de tensar cada vez más aquella fibra que puede que se rompa por cuenta propia. Es extraño pensar que nuestras acciones en este planeta no tienen consecuencias. La extracción masiva de recursos, el consumo masivo de cárnicos, la deforestación, la contaminación de los recursos hídricos, entre muchas otras cosas que hacemos, tienen resultados degenerativos para nuestra subsistencia. 

¿Qué podemos hacer? La verdad esa siempre ha sido mi pregunta. A veces creo que hacer cosas pequeñas ayuda a cambiar (reciclar, no comer carne, gastar agua); pero en otras ocasiones veo que no podemos hacer nada porque hay acciones que tiene mayor impacto, incluso que sobrescriben lo que hacemos. Debe existir un camino verdadero para poder caminar a un futuro seguro. Simplemente no se cuál es. Desde pequeño siempre he visto el cielo y he pensado que nuestro futuro está allá. No me refiero a un cielo religioso sino al que está lleno de planetas y misterios. Pero me da miedo de que si nuestro futuro es en las estrellas, poco a poco las convirtamos en algo similar a lo que hacemos con la tierra. Debe haber un camino correcto para poder encontrar un balance entre nuestra supervivencia y la del planeta que nos permite vivir. Realmente quiero ir por un camino correcto, pero no sé muy bien qué ha de pasar. A veces alguien viene a ayudarme o soy yo quien tiene que ayudar. Tal vez nos podemos ayudar mutuamente. A fin de cuentas siempre tomamos una decisión sobre qué hay que hacer y debemos asumir sus consecuencias. Espero que podamos tomar una decisión correcta para nuestro futuro y dejemos de pensar solamente en nosotros. 


Muchas religiones han intentado explicar (incluso mitologías antiguas también), un camino donde encontremos el significado de nuestra existencia, un propósito y un destino, capaz de realmente llevarnos a una vida equilibrada y feliz. No puedo decir cual religión o cual postura científica es la acertada en cuanto a lo que debemos hacer, pues todas puede que estén en lo correcto o puede que estén equivocadas. Es cuestión de pensar qué voy a hacer para cambiar la situación. Existen muchas cosas que debemos proteger. Su belleza es magnífica y deslumbrante. Incluso, nosotros somos sorprendentes. Podemos tomar cosas y transformarlas. 

¿Saben de esa sensación de cerrar los ojos y simplemente escuchar concentrado? Es tomar lo que creemos necesario y dejar a un lado lo demás. ¿Qué tal si esta vez escuchamos las millones de voces que demandan un futuro? No solo humanas sino de seres vivos. Una protección mutua que nos puede llevar más allá de nuestra frontera. Quiero conocer algún día las estrellas y creo que nuestro futuro es muy prometedor para ello pero debemos protegerlo. Te invito a ti lector que si tienes alguna respuesta sobre cómo continuar la grites para que podamos escucharte y cambiar. Porque yo seguiré intentando hacer cosas pequeñas.  ¿Acaso es este el momento en el que  podremos sembrar un árbol de vida y esclarecer el camino? 



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