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Textos / Tejidos

Tejer un chumbe es tejer el pensamiento ecológico

Daniela Guiza


En la era del Antropoceno nos hemos hecho la misma pregunta de mil maneras distintas: “¿de qué manera la acción individual conecta con lo macro, con el mundo?” La respuesta requiere de un pensamiento ecológico que se puede modelar de mejor manera a partir de metáforas. La metáfora acerca de cómo, siendo objetos en el espacio1, estamos interconectados con otros objetos es lo que Tim Morton define como “The Mesh” lo que en este caso traduciré como la malla. Con el término, Morton explica: “We will find that all entities whatsoever are interconnected in an interobjective system” (83), lo que sugiere que el ser humano es una entidad más dentro de un sistema mucho más complejo de conexiones que es lo que denomina “sistema interobjetivo”2. Esto en oposición a un modo de pensamiento jerarquizado –y tradicionalmente occidental– en el que lo pequeño cabe dentro de lo grande pero no se relaciona, como cajas, una dentro de la otra. Con el término “interobjective”, Morton se refiere al espacio que se revela entre los objetos. Así, el tipo de relación de los humanos con el espacio en el que resuena el “human meaning”3, es llamado intersubjetividad y es apenas una parte mínima del espacio interobjetivo, es decir, la primera hace parte de la segunda. Con ello es posible establecer un tipo de relación equivalente a un tejido: “relationships between crisscrossing strands of metal and gaps between the strands (…). Mesh means the threads and the holes between the threads.” (Morton 83), en el que tanto el espacio negativo como las entidades relacionadas son importantes. Es un tejido en el que la interobjetividad es el “abismo” en el que suceden los efectos de las relaciones del sistema mencionado.


El argumento de Morton permite explicar las relaciones que se dan alrededor del tejido indígena llamado chumbe dentro de las costumbres Nasa4 y además permite una mejor comprensión de cómo los Nasa modelan el pensamiento ecológico desde una perspectiva no occidental del mundo. Los dos tejidos más importantes son la jigra y el chumbe; la primera es una especie de mochila que, de acuerdo con el tipo de tejido y material, toma propósitos distintos que van desde la recolección de alimentos hasta ritos sagrados. La jigra hace parte importante para la vida de una mujer desde su nacimiento ya que representa la matriz de la mujer nasa (Quiguanás 8). En cuanto al chumbe, que será el tejido en el que me centraré en este texto, es un tejido que tiene la forma de un cinturón o tira plana, que busca asemejarse a una serpiente o al arco iris y “tiene un uso exclusivo para fajar al niño pequeño para fortalecer la parte corporal; (…) Cuando la mujer nasa iba enrollando o fajando el chumbe al niño pequeño, iba contando la historia del chumbe.” (Quiguanás 19). Es por eso que, en su doble función, el chumbe acompaña a la comunidad Nasa en la fundación del pensamiento, historia y valores indígenas paeces.


Para los Nasa del norte del Cauca el tejido es un conocimiento ancestral que proviene de la hija del agua “Wey Tana” (Quiguanás 17). Este mito de origen, de tradición oral, cuenta que en un principio existían dos corrientes de aire que fluían a la deriva y eran opuestas, al encontrarse:


Las dos corrientes del viento se arremolinaron formando un gran círculo como tejiendo una jigra (ya’ja) o formando una danza, cuando se cansaron de arremolinarse e hicieron un pare, la mujer viento tenía un anaco en su cintura asegurada con chumbe (faja) adornado de múltiples figuras y colores además de su cintura resaltaba una vara que en la punta tenía asegurada un manojo de lana del cual ella hilaba y hilaba, era su vara de mando. (18)


Esta parte del mito ilustra cuál es la unión intrínseca entre el tejido y el ser humano y se asemeja a la planteada por Morton al concebir ese espacio de interacción entre entidades como espacio-temporal (Morton 81). El mito termina con la creación de los hijos de las dos corrientes de aire: “tuvieron hijos especiales llamado Nasa y hablaban el Nasa Yuwe, sabían muchas cosas” (Quiguanás 17). Al concebir el origen de ser humano de esta manera, encontramos que la “malla” de Morton permite comprender de qué manera se interrelaciona el nasa con su entorno y hasta qué punto es consciente de su interdependencia. Al considerar el nacimiento como una causa de la interacción de estas dos fuerzas naturales sin un único propósito, forja un pensamiento ecológico que permite el acercamiento a una respuesta para la pregunta inicial y también se distancia de la concepción occidental mencionada al principio. 


Un aspecto profundamente simbólico es la relación del tejido con lo divino y lo humano. Los Nasa, al ser hijos de la UMA [“Mujer que teje la vida” (Quiguanás 17)] y del TAY [“El hombre que construyó la vida” (Quiguanás 17)] adquieren las habilidades sagradas del tejido con el chumbe y la jigra, lo que implica que la identidad está en sus capacidades de crear y lo que se crea se vuelve parte activa de la malla. Al respecto Morton afirma: “When an object is born it is instantly enmeshed into a relationship with other objects in the mesh” (83). Por lo tanto, es importante comprender que una parte de la elaboración de la totalidad del chumbe es la inscripción de la historia y una unión directa con el pasado y con lo divino. Estos últimos son los abismos interobjetuales5 en los que no es posible comprender su totalidad, solo en el espacio intersubjetivo, como menciono antes. Ello logra quiebres en el espacio y el tiempo y genera otras conexiones posibles en las que interactúa lo material del tejido con lo abstracto de la historia desde los orígenes de la creación del pueblo Nasa.


El aspecto más interesante de tejer un chumbe es pensar en cómo lo abstracto y lo físico se juntan en la expresión del tejido, es decir, la expresión oral y magistral de hacer un chumbe. Esto forma una analogía con la propuesta de Morton en donde para que pueda existir la “malla” es importante la conexión y el espacio aparentemente vacío entre las hebras. Con el chumbe se dibuja el pensamiento Nasa y se va narrando a medida que va apareciendo en la trama. Primero se deben escoger los colores por estar cargados de significado, después se pasa a urdir con los hilos a manera de ochos, es decir, entrecruzando, pero sin enredarlos.

Después llega el proceso del tejido, de ilustrar la historia y la identidad de la comunidad.Esto se puede hacer en la urdimbre o en la trama y en cualquier caso se atraviesa un hilo de manera perpendicular que irá juntando las hebras y forma los símbolos.Quiguanásexplica la importancia de la secuencia de estas imágenes: “En el chumbe se escribela historia y cada figura cuenta una historia porque los ancestros eran muy cuidadosos y ellosconstruían la historia en los chumbes para no perder la memoria” (18).Las siguientes son dos fotografías de un chumbe terminado que lleva tres generacionesde usopara la familiaNoscuéDizú (Nasas):



(Fotografías de Ana Milena Noscué Dizú)


Las imágenes del chumbe presentan una secuencia indescifrable, pero con algunas figuras reconocibles. Abraham Quiguanás en su texto Los tejidos propios: Simbología y pensamiento del pueblo nasa, profundiza en esto. 


Por lo anterior es posible afirmar que las técnicas ancestrales y las dinámicas que se forman en un espacio de intersubjetividad nos permiten como lectores y pensadores críticos acercarnos a un pensamiento ecológico formado desde la sensibilidad y la identidad. El tejido como metáfora o como expresión material está cargado inevitablemente de significado y, como se demuestra en este texto, facilita el acercamiento a las relaciones no lineales y en muchos niveles con otras entidades humanas y no-humanas que comprenden lo macro y en los que repercute la acción individual. 

Referencias: Morton, Timothy. “Interobjectivity”. Hiperobjects. Philosophy and Ecology after the End of the World. Minneapolis: Universiy of Minnesota Press, 2013. 

Quiguanás Cuetia, Abraham. Los tejidos propios: Simbología y pensamiento del pueblo nasa. Popayán: Universidad del Cauca, 2011. 

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